De una película sobre la Segunda Guerra Mundial se suele esperar más acción que diálogo, más balas que palabras, pero si el director es Quentin Tarantino el desarrollo será muy distinto. Inglourious Basterds es un film ucrónico ambientado en la Francia ocupada por los nazis. La trama del largometraje cuenta dos historias en paralelo que convergen al final. La primera, que le da nombre a la película, es de un escuadrón selecto de militares, ‘Los Bastardos’, encargados de asesinar crudamente y sin misericordia a soldados alemanes. La segunda es acerca de una chica judía que presenció cómo fusilaron a sus familiares y crece con un harto rencor. Tarantino dividirá la acción en cinco capítulos en los que relatará con suficiente detalle y sustanciosos diálogos cómo ‘Los Bastardos’ –liderados por el teniente Aldo Raine (Brad Pitt) – exterminan a sus víctimas hasta dejarlas (literalmente) sin cabello. Paralelamente, la judía Shoshanna (Mélanie Laurent) la fortuna le permitirá vengarse. Pese a que Brad Pitt es la imagen promocional del largometraje, la verdadera estrella es el austriaco Christoph Waltz –quien ganó mejor actor de reparto en los Óscar 2009 por interpretar al Coronel Hans Landa–. Su personaje será un villano maquiavélico, un genio de la lingüística capaz de usar el lenguaje para desequilibrar la vida de los demás. Con diálogos en los que lleva siempre la voz de mando, Hans Landa será la persona más importante del film. Y es que cuando se ausenta de alguna escena, se siente el vacío que un Pitt en clave Rambo no puede sustituir. Dotado de efectos de sonido únicos, una dirección artística brillante y mucha sangre al mejor estilo tarantiniano, no queda otra sino que sentarse a disfrutar de Inglourious Basterds.
